Es cierto, soy buscadora, pero hay momentos en que el exceso de información me abruma, me completa de pensamientos, logrando paradójicamente, no estar en el momento presente, desafío diario para mi. Transitar cada momento, cada día, cada situación, lo más presente posible.
En estos tiempos de información tan disponible, tan masificada, he escuchado y leído tantas cosas….
- Que si quiero, todo lo puedo.
- Que si pienso claramente lo que quiero, inevitablemente, sucederá.
- Que pensar en positivo, genera emociones que nos llevan a acciones más cercanas a la vida que queremos crear.
- Que somos energía y vibramos en diferentes frecuencias a partir de lo que pensamos, y por consecuencia, nos creamos como materia y creamos nuestra realidad.
- Que si somos un holograma.
- Que si aprendemos a manifestar, sucederá.
- Y mil una técnicas, disciplinas, respiraciones, escuelas, recursos, métodos y teorías que en ocasiones, con certeza absoluta se divulgan, se ofrecen o se venden, tal vez polarizándonos muchas veces. (creyendo que hay algunos mejores que otros, o que si no contamos con “ese” recurso, no podemos estar a la altura de tener una “buena vida”, o postergando el momento presente buscando siempre algo más que “nos falta”.)
Ideas, todas ideas. (y a muchas, adhiero! Y seguramente todas son buenas, o por lo menos bien intencionadas. Pero sólo eso, ideas, creencias – incluso profundos estudios para argumentar esas ideas- sobre cómo vivir mejor, finalmente, nuestro propósito: Vivir.
No sé. La búsqueda y experiencia es personal. Y además, la idea o método que hoy puede servirme, tal vez en un tiempo, cambie, como todo. Y está bien también.
No sé. Sólo sé que ante tanta posibilidad, y pudiendo elegir “a la carta”, prefiero “pensar bien, pensar a favor de lo que me hace bien, de lo que me trae más paz”.
Esencialmente porque en lo inmediato, me siento mejor.
En segundo lugar, porque cuando “pienso bien”, de alguna manera me predispongo a actuar en coherencia con eso, con los recursos que me generan más sentido y confianza, con lo que entiendo es mejor en ese momento para mí.
Y por último- creo, y sólo por hoy, porque pienso que en este camino que hacemos, cada uno va experimentando, probando, aprendiendo qué y cómo hacer para “bien estar”.
No creo en verdades absolutas. No creo en maestros únicos. Si creo en los procesos y en las personas. Creo en el amor como fuerza que ha movido, mueve y moverá el mundo. En el poder de las micro decisiones. Y ésta, también es una idea, sólo eso. J
Te abrazo.
Moni
