“El mejor trabajo de mi vida” ( a la vista de muchas personas cercanas), era uno que me ofrecía condiciones excelentes. Estabilidad, excelentes ingresos, gastos pagos, premios, reconocimiento, viajes, fiestas, y un sinfín de beneficios que seguramente no todos los trabajos ofrecen. Fue maravillosa la experiencia, aprendí tanto y conocí gente increíblemente hermosa, generosa que aún hoy, es parte de mi vida.
Cuando pude mirarme, me encontré con que el costo de tantos beneficios, era más alto de lo que me hacía feliz pagar. Me estaba secando, entristeciendo y desvitalizando. Y las condiciones seguían siendo excelentes. Y a mí, me pasaba lo que me pasaba. Tremenda encrucijada que no supe resolver muy a tiempo y me llevó a enfermarme.
Con el diario del lunes, y agradeciendo todo lo que sucedió tiempo después, puedo reconocer el terror que me daba perder eso que tenía, aunque me generara infelicidad.
Miedos, creencias de lo que podemos y no podemos, de lo que está disponible o no para nosotros, de lo que es un buen trabajo, de lo que hay que lograr, tener y alcanzar, creencias y más creencias. Creencias sobre quiénes somos, sobre lo que la vida tiene para ofrecernos, sobre nuestras propias capacidades. Creencias. Ideas que construimos sobre algo, sin tener tal vez consciencia de que eso que nos creemos, es exactamente lo que creamos. ( y esto no es una frase hecha. Tiene mucha lógica! Si en aquel momento por ejemplo, hubiera tenido la creencia de que si soltaba eso que no me hacía bien, algo nuevo y bueno había para mí, lo hubiera hecho antes. En cambio la creencia de aquel entonces era que un trabajo como ese, no lo iba a tener nunca más. Y lo que creía, me lo creaba, claramente…)
Todo lo que sucedió después de haber salido de una tremenda crisis, fue maravilloso, y sinceramente agradezco haber tocado fondo. Desde el fondo, sólo quedaba la posibilidad de impulsarme para lo que vino después….
Entre otras cosas, abrazar disciplinas que me invitaran a trabajar las creencias. En mi opinión, una de las cosas más difíciles, porque son inconscientes y se cuelan en lo cotidiano dándoles valor de “verdad” a estas ideas que tenemos sobre los diferentes temas de la vida. Entonces, en nuestro inconsciente, almacenamos el cómo debe ser un trabajo, una relación de pareja, las relaciones con los amigos, los padres que tenemos, nuestro estado de salud, y así, infinitamente.
La cosa comienza a ponerse interesante cuando vivenciamos situaciones en las que no nos sentimos plenos, y lejos de revisar las creencias que nos sostienen ahí, nos abrazamos más a ellas. Nos rigidizamos, y de alguna manera confirmamos el malestar. ( sería como decir, no soy feliz, pero soy fiel a lo que creo) Entonces es cuando nuestras creencias, se transforman en limitantes, en barreras para nuestra plenitud.
Ahí es donde vale preguntarnos, a qué creencia, a qué dogma estoy tan apegada que no puedo avanzar? Una creencia es un mensaje claro, poderoso y firme que recibe nuestro sistema nervioso. Es una convicción de que algo es cierto.
Algo de lo que creemos. A veces nuestras creencias nos impulsan a crear algo que está en sintonía con nuestra plenitud, y otras veces, claramente nos limitan. ( por ejemplo, si me aferro a la creencia de que las relaciones son para toda la vida, entonces me quedo en una relación que no me hace bien. Si me aferro a la creencia de que disfrutar la vida es alimentarme como me gusta, aunque eso me implique tener mi cuerpo físico no saludable. Si creo que “de algo me voy a morir” y así, justifico sostener alguna adicción.. en fin… infinitas!
Para mí, existen varias dimensiones de creencias.
Por un lado, tenemos las creencias adquiridas en la crianza y durante nuestra vida condicionadas por las experiencias del pasado, que nos pueden favorecer o limitar. ( Y sea como sea ,no son VERDADES, son sólo CREENCIAS)
Después, hay creencias del sistema familiar, no sólo de nuestra propia historia, sino lo que viene en el clan familiar, que también nos atraviesan. Estas creencias nos mapean, nos muestran inconscientemente un mapa por donde ir, como decidir, que sí está bien y que no para nosotros. Supuestamente.
También podríamos hablar de las creencias del inconsciente colectivo, lo esperable de acuerdo a la cultura en la que vivimos, a nuestro contexto social.
Estas creencias como información, son inconscientes también, están naturalizadas, excepto que desde lo personal nos atrevamos a cuestionar para nosotros mismos ese “orden de como son las cosas”, desafiar esas creencias colectivas, y sostener nuestro propio paradigma renunciando a que los demás me aprueben…
Si no estás siendo feliz, es posible que estés siendo leal a alguna creencia que ya no resuena en vos. Seguramente dar ese salto hacia lo nuevo, además de los miedos esperables, te genera temor a fallarle a alguien, o hacer algo que el clan no aprobaría, o que estar muy desalineado a las creencias que tenés como verdades.
Sabes que vivimos en un mundo de potencia pura, y todo es posible? Pero claro… para esto, tenemos que salir de nuestra jaulita mental, de nuestras creencias….
Tal vez sea momento de preguntarnos para qué estamos, para qué vinimos, cómo quiero transitar lo que me queda de vida. Revisar para quién estoy viviendo, qué me estoy dando, sin excusas, sin argumentos que me dejen en la jaulita, segura pero infeliz.
Tal vez, abrir la posibilidad a sorprendernos con algo nuevo, con algo incierto, que no teníamos en nuestras posibilidades. Porque lo que tenemos conocido, nos da seguridad sólo por eso, por lo conocido. Y a lo conocido, siempre tenemos la posibilidad de volver si quisiéramos.
Pero si sentís que ya no te da felicidad, no sentís plenitud, para qué volverías?
Será que es tiempo de dejar abierta la jaula y animarnos a volar un poquito más lejos, más alto, con más libertad? Será que tenemos que amigarnos con la incertidumbre como lo más certero de la vida? Será que tenemos que hacernos cargo de que somos absolutamente responsables de nuestra felicidad, y que tenemos el derecho ( y para mi, la obligación!) de ir por ella, dejando de echar culpas a situaciones, a nuestra historia, a otros?
Será que podemos por lo menos empezar a mirar cuál es el bloqueo dominante en mi vida, pedir ayuda si es necesario, enamorarme de la incertidumbre, abrir un poco la jaula, y confiar en que la vida tiene disponible muchas opciones y dependerá de cómo elegimos usarlas?
La vida nos da señales todo el tiempo, incluso nos pone trabas cuando algo no es para nosotros, nos muestra con hechos qué caminos no están habilitados para transitar, y cuáles, son tan fáciles!!!!… La cosa es mirar, es no ponerse ciego y sordo ante la vida, ante nosotros mismos, ante nuestras señales, nuestros síntomas..
(me ) Invito a que seamos artistas de nuestras nuevas vidas, a estar lo más atentos posibles a nosotros, a que es lo que ya no tiene más lugar en nuestra vida, a cuidar lo que pensamos y decimos, porque eso es lo que estaremos creando, y hagamos arte con eso.
Abramos puertas que hasta ahora permanecieron cerradas. Seamos valientes. Transitemos caminos nuevos, desconocidos, caminos que nos acerquen a estar plenos, contentos, satisfechos, orgullosos de quienes somos. Construyamos otras formas de relacionarnos, otros motivos para estar con alguien, plantemos otras semillas en este paso por la vida, hagamos cosas nuevas, vivamos con vida….
Seamos libres de verdad más allá de las circunstancias. Ser libres no por hacer cualquier cosa, sino por descubrir a qué vinimos y animarnos a hacerlo.
Me invito. Te invito. Los invito. Cuándo si no es ahora? Si no sos feliz, ya no hay nada que perder.
Abrazo inmenso.