Cómo es que a veces, aún con amor, con cariño, las relaciones se apagan o se terminan?
“Es que con el amor, no alcanza…” – se dice a veces… Y a la vez, el Amor es eso tan inabarcable que no hay teoría que alcance a teorizarlo! Me gusta pensarlo como esa energía que todo lo incluye, que da vida, que irrumpe a pesar de todo. Amor con mayúscula.
Ahora, si es tan grande, porqué es tan frecuente que las relaciones se rompan, se desgasten o terminen? Hay alguna forma de “ir viendo” cómo y qué aportamos a una relación?
Como explicara el gran Pichón Riviere, padre de la psicología social en Argentina, nos vinculamos a partir de una necesidad, y a partir de ella, con mecanismos de comunicación y aprendizaje, podríamos transitar los diferentes momentos de vinculación, construyendo una relación.
La mirada sistémica propone que existe un “equilibrio entre el dar y el tomar como clave para sostener las relaciones”, este vaivén más o menos sutil que se genera al relacionamos con un otro.
Damos y tomamos, y así, en el tiempo, mantenemos “viva” una relación. Damos en la medida que el otro puede tomar y en su tiempo compensar, y tomamos lo que el otro tiene para dar, aun sabiendo que no siempre es lo que quisiéramos.
Cuando ese intercambio se detiene, ya sea porque una de las dos partes sigue “dando”, da de más y/o la otra parte no equilibra, o porque no queremos tomar lo que otro tienen para dar entonces siempre nos es insuficiente, la relación se va desnutriendo y, naturalmente, se termina. ( por lo menos, para ese momento)
El movimiento sanador y equilibrante, es la compensación. Compensamos para equilibrar lo que el otro me da, y así nos mantenemos a la par.
Y qué pasa cuando el dar está vinculado a algo doloroso o molesto? Qué pasa cuando el otro me da algo que me duele? También acá aplica la compensación, que no tiene que ver con la venganza, sino con devolver algo de lo mismo, en menor medida, para y así seguimos estando compensados.
Cuando no compensamos también en lo negativo, también rompemos el intercambio, ya que comienza a establecerse una dinámica de “los buenos y los malos”, “Las víctimas y los perpetradores”, y de esta manera, tampoco las relaciones pueden mantenerse, por lo menos de modo saludable.
Tal vez, lo que tenemos aprendido de “dar incondicionalmente”, “sin esperar nada a cambio”, no funcione para mantener el intercambio saludable en las relaciones. Tal vez esa sea una mirada romantizada de las relaciones que en lo real, no traiga bien-estar.
Tal vez sea para un mayor crecimiento en la relación poder dar “un paso y un paso” cada uno y así, ir a la par. Ni dar de más, ni tomar de menos, ya que nos vinculamos con el otro, porque necesitamos hacerlo. En toda relación, el equilibrio entre lo que doy y lo que tomo, nos mantiene como adultos en un rango de paridad, con dignidad y en paz.
Cuando el intercambio merma, no siempre tiene que ver con la falta de amor o de interés por las personas. Hay muchos motivos individuales por los cuales podemos no estar nutriendo una relación, ya sea de pareja, de amistad, incluso familia.( en la que el vínculo nunca se termina, pero puede no haber relación.)
El intercambio es el motor para mantener viva una relación. Y aunque a veces resulte doloroso, tal vez este análisis puede sernos útil para pensar porqué a veces una relación no prosperó. Porqué después que transitamos un camino con un grupo, ya no hay tanta interacción. Por qué no es posible que una relación se expanda cuando una de las dos partes no aporta al intercambio.
Entonces, el amor no se termina… ( o sí!). Lo que se termina, es el intercambio.
“No creas nada, no importa donde lo leas o quien lo dijo. No importa si lo he dicho yo, a no ser que esté de acuerdo con tu propia razón y sentido común.” Siddarta Gautama, Buda.